Vista panorámica
31 de Dciembre 2013 – 1 de Enero 2014
La sensación en aeroparque era que íbamos rumbo a algún lugar. No se sabía a dónde nos llevarían esas vías. ¿Sería un viaje de buenos recuerdos o más bien de tragedias? La incertidumbre era tal que ni siquiera aparecían las preguntas específicas… ¿Qué se podría preguntar sobre algo que todavía no tenía tiempo, ni lugar, ni personas reales?
Las cosas habían cambiado… Habían cambiado los destinos, las personas, las relaciones. Todo era nuevo, o estaba en proceso de renovación. En especial, el año que estaba terminando y próximamente empezando uno nuevo. Las expectativas en lo miembros del grupo eran bajas pero nadie lo decía, simplemente se esperaba algo. Corrieron los minutos y el reloj marcó las 12. La fiesta empezó, pero la energía faltaba. El motor no estaba encendido. Sólo hacía falta la presencia de nuevos personajes para que el movimiento se haga presente. Personas de todo el mundo en un mismo momento festejando el mismo sentido: una nueva vuelta al sol, la vuelta 2014. Festejando el simple hecho de estar vivos, la tierra en su nueva vuelta nos colmó de alegría otra vez para bailar.
El viaje de Buenos Aires a Mendoza duró solo 2 horas. El alojamiento estaba lleno de partecitas del mundo entero. Lo que en realidad me hizo pensar todo esto, es que no hay distancias grandes que separen la unidad de la tierra. Cada una de las partes está unida desde el cielo, desde lo alto porque en las alturas no hay objetos que interrumpan la unión. Sólo hay que mirar desde arriba para entender que las distancias no existen, o son mas cortas de lo que parecen.
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